Línea Madrid - Sevilla

La alta velocidad llega a España

La Línea de Alta Velocidad Madrid-Sevilla, inaugurada el 14 de abril de 1992, fue la primera línea ferroviaria de Alta Velocidad y ancho internacional construida en España. Su inauguración coincidió con la Exposición Universal de Sevilla.

El 21 de abril de 1992, se realizó el primer viaje comercial entre Madrid y Sevilla, haciendo realidad la importante apuesta tecnológica iniciada años antes con la construcción de la primera línea de ancho europeo de nuestro país, capaz de permitir, en aquel momento, la circulación de trenes a más de 250Km/h.

Historia de la línea

El trazado ferroviario entre la Meseta y Andalucía existente antes de la puesta en servicio de la Línea de Alta Velocidad atravesaba un entorno natural de complicada orografía: Despeñaperros. Dotado de vía única y con radios de curvatura muy reducidos (entre 300 y 600 m.), permitía velocidades máximas entre 70 y 100 Km/h. Esta traza sufría porcentajes de saturación muy elevados.

Como consecuencia de ello en la década de los 70 se comenzó a estudiar posibles alternativas que permitieran un acceso de calidad. La primera solución analizada fue la duplicación de la vía existente, lo que presentaba graves problemas de ejecución por las adversas características orográficas y por la interferencia de las obras con la explotación del tráfico ferroviario al tratarse de vía única, factores que de una parte originaban una fuerte inversión y de otra producirían afecciones a la explotación.

Teniendo en cuenta lo anterior, en la redacción del PTF (Plan de Transporte Ferroviario) se incluyó la construcción del NAFA (Nuevo Acceso Ferroviario a Andalucía) que fue aprobado el 11 de octubre de 1986 por el Gobierno. Esta obra reducía la distancia entre Madrid y Sevilla en 100 Km. El proyecto de recorrido  discurría por la línea Madrid-Badajoz hasta Brazatortas, desde donde se iniciaba la nueva  variante de acceso ferroviario a Andalucía, hasta la ciudad de Córdoba.

La puesta en servicio de la Línea de Alta Velocidad París - Lyon (410 Km) en 1981, y su éxito progresivo en los siguientes años, hizo pensar en la conveniencia de un cambio de criterio en el diseño de  construcción de la infraestructura que se estaba iniciando. Por todo ello el Consejo de Ministros decidió el 9 de diciembre de 1987 que la nueva infraestructura debía construirse con los parámetros de una línea de alta velocidad y con el ancho predominante en el resto de los países europeos, 1.435 mm. (en las líneas convencionales españolas es de 1.668 mm.)

La alta velocidad inicia así su caminar por España, con un problema añadido: la intención política de que la apertura de la línea coincida con la inauguración de la Exposición Universal de 1992, a celebrar en Sevilla.

 

A pesar de los cambios de diseño y sus repercusiones en la redacción de los proyectos y en la contratación, en su construcción se debía superar el reto de ejecutar una obra novedosa con un escaso plazo de ejecución previsto en relación a los tiempos consumidos en obras análogas realizadas en el resto del mundo.

El rey Juan Carlos puso la primera traviesa de ancho internacional en 1989, el Gobierno realizó el primer viaje en el AVE el 14 de abril de 1992, el 20 de abril se inauguró la Expo’92 y, finalmente, el día previsto para su puesta en servicio, el 21 de abril de 1992, comenzaba la explotación comercial de la Línea de Alta Velocidad Española que unía Madrid y Sevilla.

Hito histórico en el ferrocarril español

Los ingenieros españoles construyeron la línea en un tiempo récord y de golpe se pasó de un ferrocarril que viajaba a 140/160 km/h a otro que lo hacía a 270/300 km/h, a bordo de los primeros trenes de alta velocidad españoles, 24 unidades de la Serie 100, de Alstom.

Ante el viajero, el ferrocarril español tomaba una nueva dimensión y, en Europa, España se situaba al mismo nivel que Francia, Alemania e Italia en alta tecnología. Se estaba produciendo un hecho histórico: el renacimiento del ferrocarril español y el inicio de un nuevo camino hacia la modernidad y el aumento de competitividad del país.

El proyecto que finalmente se llevó a la práctica solucionaba un problema técnico (baja capacidad de la línea antigua), un problema económico (pérdidas de viajeros y mercancías) y finalmente un problema de calidad de servicio.

Por primera vez en nuestra historia, el ferrocarril se permitía competir con el transporte aéreo llegando a obtener la hegemonía en el modo de transporte.

La Línea de Alta Velocidad Madrid –Sevilla resultó ser un indicador clave para demostrar cómo la Alta Velocidad incide en el desarrollo socioeconómico y en la vertebración territorial de las regiones involucradas en su ámbito de influencia. Esto provocó un efecto “trampolín” que favoreció el desarrollo del resto de la red de alta velocidad española, hasta situar a España, por conocimiento y experiencia, en la vanguardia mundial de este medio de transporte.  

Evolución del servicio ferroviario

El servicio se inició con doce trenes diarios del modelo S-100, seis por sentido, que empleaban algo menos de tres horas entre Madrid y Sevilla, frente a las más de 7 horas de los trenes que hasta ese momento cubrían la relación.

A los seis meses se estrenaba el servicio Lanzaderas entre Madrid – Ciudad Real y Puertollano. En 1993 los trenes de Málaga, Cádiz y Huelva circulaban por la línea.

En un solo año el AVE se hizo con la mitad del mercado para viajar entre Sevilla y Madrid y el número de viajeros entre ambas ciudades se duplicó. Enseguida el AVE se hizo con el 85% de la cuota de mercado frente al avión.

En septiembre de 1994 se instauró una de las señas de identidad del AVE: el compromiso de puntualidad. Con más de 5 minutos de retraso se devuelve al viajero el importe total del billete, siempre que no sea por causas ajenas al ferrocarril. Ese mismo año los trenes alcanzaban por primera vez los 300 km/h en servicio comercial. El tiempo de viaje entre Madrid y Sevilla se reducía a 2 horas y 20 minutos.

En 2004 Renfe estrenó en la relación Córdoba-Sevilla un nuevo producto, el Avant, trenes diseñados especialmente para cubrir distancias medias a una velocidad máxima de 250 km/h.

En 2006, tras 14 años de funcionamiento, se remodeló el interiorismo de la flota S-100.

La nueva infraestructura también benefició de forma notable e inmediata las comunicaciones de otras ciudades andaluzas con el centro de la Península. La alta velocidad y los trenes de rodadura desplazable redujeron en torno a 3 horas los mejores tiempos de viaje anteriores en las relaciones de Córdoba, Málaga, Cádiz, Huelva y Algeciras. En diciembre 2006 el AVE llegaba a Antequera y el año siguiente a Málaga, con 11 trenes diarios por sentido y un tiempo de viaje récord: 2 horas y 35 minutos. En 2012, más del 70% de los viajeros que utilizan los servicios de transporte público con destino o procedencia en la Costa del Sol viajan en tren.